Poco tiempo después llego Georges Meliés, un visionario del cine quien comenzó a desarrollar un leguaje cinematográfico y a ver en el cine posibilidades inimaginables de narrativa y creó un nuevo género: el de ciencia ficción.
Con la evolución de la tecnología, las sociedades y el estudio del cine han surgido nuevos géneros, la mayoría gracias al experimento y la innovación.
Uno de los géneros más fuertes ha sido el “Western” gracias a la industria Hollywoodense que producía masivamente este tipo de material cinematográfico.
La interrelación de los principales géneros cinematográficos ha creado más y ahora en nuestros días estos son los conocidos y aceptados:
· Comedia
· Melodrama
· Cine negro
· Westerns
· Ciencia Ficción
· Musicales
· Histórico
· Terror
Éstos géneros también se relacionan usualmente creando muchas veces subgéneros o simplemente material que es difícil encasillar en uno de los anteriores
Comedia/Músical: High School Musical
Histórico/Melodramas: Ana Bolena
Histórico/Comedia: María Antonieta
Terror /Comedia/ musical: El show de Terror de Rocky
Cine negro/ Comedia/ : Una loca familia
Cine expresionista alemán es el nombre que se le da a un grupo de producciones cinematográficas con ciertos aspectos en común. Este estilo de hacer cine tiene su correspondencia con la corriente expresionista, llamada así por contraste con la corriente impresionista del siglo XIX en pintura, es decir, con aquél tipo de pintura en la que prima la “expresión subjetiva” sobre la representación de la objetividad. Esta pintura recurría a colores hirientes y ritmos lineales muy fuertes. Arraigó fundamentalmente en Alemania, de donde surgió el movimiento Die Brücke (el puente), fundado en 1905 por unos estudiantes de arquitectura.
“Nosferatu”
“El último”
“Die Spinnen”
“Metrópolis”
“La caja de Pandora”
El cine surrealista es aquel en el que se aplican los conceptos y técnicas propias del surrealismo en su realización. Éste es un movimiento artístico y literario surgido en Francia en 1919 en torno a la personalidad del poeta André Breton. El surrealismo se singulariza por el valor que otorga a lo irracional e inconsciente como elementos esenciales del arte.
Cargo 200, de Alexey Balabanov
Con una estética completamente demodé, textura y puesta en escena de los años ochenta –la historia ocurre un año antes de la Perestroika–, el film alude a un acto macabro que se origina una noche inhóspita y anómala. Primeramente, se nos narra el percance que sufre con su coche un catedrático de Ateísmo, socorrido por una extraña familia que parece sacada de Las colinas tienen ojos. En paralelo, un joven seduce a una muchacha en un baile y, por culpa del alcohol –éste es un elemento muy presente, y define a los personajes más malogrados–, acaban en la granja de esta familia formada por un marido de conversación vehemente y excesiva afición al vodka, un esclavo vietnamita, una mujer que asume trabajo y cordura, y un siniestro individuo con aspecto de no cuerdo.
Este personaje inicialmente silencioso copa el protagonismo de la segunda parte de la película, donde se define como auténtico psicópata: sus motivos se desconocen –quizá esto sea lo más inquietante del filme: no saber por qué comete tales vejaciones–, pero secuestra a la joven y la somete a crueldades físicas y psicológicas, sutiles, rebuscadas y hasta ingeniosas –véase el momento en que, con el cuerpo del finado novio al lado, lee las cartas que aquél la escribiera desde el frente–. El film, a pesar del mal trago, revela desde una estética exagerada y bizarra los inescrutables caminos de la crueldad humana.
Stone people, de Leonid Rybakov (co)
Destacar también de Rusia el cortometraje Stone people, de Leonid Rybakov. Un falso documental que, empleando las pautas del género nos plantea una posibilidad que, aunque imposible, podría ser perfectamente posible. Cuando llueve en Moscú, se realizan descargas aéreas de hormigón para que durante los desfiles en la plaza Roja el cielo esté despejado; las consecuencias para la población rural: malas cosechas, malas digestiones y problemas dentales al masticar coles de piedra. Su tono naïf, que deja al espectador sacar sus propias conclusiones, es lo mejor de esta película de 19 minutos.

Import/Export, de Ulrich Seidl
También dentro del film-esperpento, se ha podido ver en Gijón el último trabajo del austriaco Ulrich Seidl, Import/Export. En su ya conocida línea de humor frío como un puñetazo, Seidl cruza dos historias de exiliados. De un lado, una ucraniana que aterriza en un asilo de Viena donde trabaja de limpiadora, aunque acabará siendo modelo porno en internet; del otro, un occidental que emigra a Ucrania donde ejercerá de reparador de máquinas tragaperras. La imagen, como ocurre en otros trabajos –véase Dog days, Models o Jesús, you know–, juega un papel capital en la película; en este caso la fotografía la firma Edward Lanchman (Lejos del cielo, Ken Park, Las vírgenes suicidas).

Juno, de Jason Reitman
Juno, de Jason Reitman, es otro ejemplo de cine que juega con la exageración, con toda naturalidad. Su principal elemento es el humor –la película es ante todo divertidísima–, un poco a la manera de la nueva comedia americana abanderada por Judd Apatow –el punto de arranque es además un embarazo, como ocurre en la recientemente estrenada Lío embarazoso–, pero con cierto regusto al cómic –los títulos de crédito remiten a la viñeta– , y por supuesto al género teenager, esta vez marcianizado por el carácter peculiar y excéntrico de sus personajes: una jovencita (Ellen Page) inteligentemente precoz y contestona, preñada por un simplón e hipotético novio (Michael Cera, hace poco le vimos en Supersalidos); más una familia compuesta por un abnegado padre y una comprensiva madrastra, papeles que bordan J.K Simmons (el poco escrupuloso redactor jefe de Spiderman) y Allison Janney (sacrificada jefa de prensa en la serie El ala oeste de la Casablanca).
Con el embarazo llegó el escándalo y a la protagonista no se le ocurre otra cosa que, a pesar de sufrir la mofa adolescente y el chaparrón familiar, tener el bebé para darlo en adopción a la pareja perfecta que interpretan Jennifer Garner y Jason Bateman. Un film que desprende ritmo –una acertada música orquesta la película–, concebido para el disfrute de cada secuencia –algunos diálogos son para enmarcarlos– y que bien podría ser hermana de Election de Alexander Payne o Ghost World de Terry Zwigoff.













